lunes, 19 de noviembre de 2012

Te das cuenta de que has crecido cuando por desgracia es la razón la que predomina en tu vida, cuando dejas de lado los sentimientos porque sabes que de esa manera todo irá mejor encauzado. 
A veces hay que girar la cabeza para ignorar lo que no quieres aceptar en tu vida aunque en cierto modo sabes que ya no hay vuelta atrás, sabes que está pasando aunque tu corazón lo niegue. 

A veces es mejor pasar a un segundo plano, no llamar la atención, quedar como la persona simpática y alocada a la que no le importa lo que pasa a su alrededor, la que no tiene sentimientos y no entiende lo que está ocurriendo...
Pero todo sale, nada queda dentro, y al final es el mínimo detalle el que desborda todo lo que tienes en tu interior, en forma de lágrimas o de odio reprimido que aparece en cuando te das la vuelta, justo cuando nadie te ve. Pero entonces el deber te llama y una sonrisa ilumina tu rostro, una sonrisa falsa que regalas para evitar una disputa que no llevará a ningún sitio. 

Los golpes nunca se acabarán, siempre nos los daremos, y serán contra el mismo muro, pero con el paso del tiempo iremos llevando más protección para que el inpacto sea cada vez menos fuerte. 


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